martes, 21 de septiembre de 2010

Celebrando al profesional (a.k.a: ¡Hail to the fake!)

Puntualizemos por favor:
a) Ni él es el presidente de los Estados Unidos... ni yo soy Marylin Monroe -y eso merece un ¡Halleluya! a la "n" potencia-.
b) Él es canadiense... y a mí las enrejadas y vaporosas alcantarillas me causan vértigo -amén de que no creo verme bien con escote-
c) Él es Leonard Cohen y yo soy Jeget den Enkelte (literalmente: yo soy yo).
d) Leonard Cohen nació el 21 de septiembre de 1934... yo NO.
e) Hoy es 21 de septiembre.
Por lo tanto...
Hoy es cumpleaños de Leonard Cohen y yo NO le voy a cantar cachondamente el "Happy birthday" enfundado en un revelador vestido blanco.

Lo mío es más mundano. Quiero celebrarlo robandome dos de sus poemas (¿un regalo robado al festejado?, sí que soy patético). Esos dos poemas hablan de dos, de los muchos rostros que tiene el autor de The Future

Charles Baudelaire decía que Edgar Allan Poe era autentico, aun cuando trataba de ser falso; era parte esencial de su genialidad (si mal no recuerdo, lo dice en el texto titulado: Edgar Poe. Su vida y sus obras.) Pues los dos poemas de Cohen dicen algo parecido.
______________________________________
Del libro Memorias de un mujeriego:
El profesional.
De los libros de notas de Nashville 1969.
Dejo mi silencio a una cooperativa
de poetas/
que ya se han magullado las bocas
contra él.//
Dejo mi nostalgico atractivo a los
carroñeros de/
monedas suetas que se trabajan los
viejos rincones artísticos//
Dejo la sobra de mi viril entrepierna
a aquellos que/
escriben por dinero//
Dejo a varios hombres celosos una/
leyenda de segunda categoría/
acerca de mí vida//
A esas pocas muchachas de la
escuela superior/
que prefirieron mi trabajo al de Dylan/
les dejo mi oreja de piedra/
y mis eliminables ambiciones franciscanas.//
_____________________________________________
Por otro lado; del Libro del anhelo:
Miles.
Entre los miles/
que son conocidos,/
o quieren ser conocidos/
como poetas,/
quizá uno o dos/
son auténticos/
y el resto son impostores,/
rodando por los recintos sagrados/
tratando de parecer genuinos./
No hace falta decir/
que yo soy uno de los impostores,/
y ésta es mi historia.//
_____________________________________________

Parafraseando a Baudelaire (¡Ya son muchos robos para una noche!) diré que Leonard Cohen es muy profesional, aun cuando le juega al impostor.