viernes, 22 de abril de 2011

Un poema mañanero para continuar el descanso.

Cuatro días de descanso.
A estas alturas y a como está la situación son muchos.
Este periodo de relax se presta para escuchar varios discos que solamente he podido oir; discos que durante los últimos meses he comprado pero que no les he prestado la debida atención, como por ejemplo: Something for all of us... de Brendan Canning (miembro de Broken Social Scene), Lipstick Traces. A secret history of... de los Manic Street Preachers (una colección de rarezas y lados B), el Extraordinary Machine de Fiona Apple o el Shotters Nation de los Babyshambles, entre otros.
















Pero para continuar el descanso, y despues de un muy buen desayuno, nada mejor que un poema. El tema del poema no tiene nada que ver con vaciones, relajamiento, descanso o vil hueva; por el contrario, es un poema erótico y lo traigo a colación sin ninguna otro motivo que el azar de haberme puesto a hojear el libro y sin ninguna otra razón que no sea el mero gusto de compartirlo.


El poema se llama Booz ve a dormir a Ruth y es autoría del sinaloense Gilberto Owen (Sinaloa, 13 de mayo de 1904 - Filadelfia 1952) y forma parte del Libro de Ruth. Aunque dicho poema yo lo tengo dentro de un libro titulado El erotismo en los poetas, una compilación hecha por Alejandro Montaño y que data del año 1972. Dicha compilación formaba parte de una serie de publicaciones quincenales baratas que lo mismo abarcaban poesía que temas insólitos; es por esto que los libros tenian una edición muy mala, El erotismo en los poetas (número 16 de la serie) ni siquiera tiene índice. Pero bueno, este tipo de compilaciones resultan ser, si se quiere, un buen punto de partida para identificar el nombre de varios autores y después seguirles la pista.



De entre todos los autores, poemas y extractos de prosa que dan cuerpo al libro, Booz ve a dormir a Ruth fue uno de los que más llamó mi atención. Y dice...

Booz ve a dormir a Ruth.
La isla está rodeada por un mar tembloroso
que algunos llaman piel. Pero es espuma.
Es un mar que prolonga su blancura en el cielo
como el halo de las tehuanas y los santos.
Es un mar que está siempre
en trance de primera comunión.

Quién habitará tu veraz incendio
rodeado de azucenas por doquiera,
quién entrara a tus dos puertos cerrados
azules y redondos comos ojos azules,
que aprisionaron todo el sol del día,
para irse a soñar a tu serena pueblerina
-que algunos llaman frente-
debajo de tus árboles de cabellos textiles
que se te enrollan en ovillos
para que tengas que peinártelos con husos.
He leído en tu oreja que la recta no existe
aunque diga que sí tu nariz euclidiana;
hay una voz muy roja que se quedó encendida
en el silencio de tus labios. Cállala
para poder oír lo que me cuente
el aire que regresa de tu pecho;
para saber por qué no tienes en el cuello
mi manzana de Adán, si te la he dado;
para saber por qué tu seno izquierdo
se levanta más alto que el otro cuando aspiras;
para saber cuando lo tocan mis pupilas.
Has bajado una mano a tu centro.
Saben aún tus pies cuando los beso,
al vino que pisaste en los lagares;
qué frágil filigrana es la invisible
cadena con que ata el pudor tus tobillos;
yo conocí un río más largo que tus piernas
-algunos lo llaman Vía Láctea-
pero no discurría tan moroso
ni por cauce tan firme y bien trazado;
una noche la luna llenaba todo el lago;
Zirahén era así dulce como su nombre:
era la enunciación de tus caderas.
Si tus manos son manos, ¿cómo son las anémonas?
Cinco uñas se apagan en tu centro.

No haber estado el día de tu creación, no haber estado
antes de que su mano te envolviera en sudarios de inocencia
-y no saber qué eres ni qué estarás soñando.
Hoy deztrozaría por saberlo.

Del libro de Ruth.

(Montaño, Alejandro (Compilador). El erotismo en los poetas. Editorial Posada, México, D. F. 1972. Pág 131-132)
                                                          
Un poema, en viernes,  y a eso de las 11:30 de la mañana...
Se nota que son vacaciones.