sábado, 14 de enero de 2012

Dorothy Parker: la suicida de Odio Fonky.

Me suena... me suena...
¡Claro!
Odio Fonky. Tomás de buró.
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Mis momentos de lectura de esta semana han estado dedicados a La felicidad y el suicidio (Ediciones Bruguera, Barcelona, 2007) de Luis Antonio de Villena. Las páginas de dicho libro sirven de hogar a una serie de ensayos donde el autor traza su postura sobre distintos tópicos relacionados con la muerte por propia mano. Ciertas vivencias personales (citadas en el libro) justifícan el interés de Antonio de Villena por el suicidio. Para poder ahondar en sus propias tesis, el autor trae a colación la vida, obra y mito de varios suicidas y no-suicidas. Entre los distintos ensayos de La felicidad... aparecen, lo mismo, Hemingway, Séneca y Mishima, que ciertos desconocidos personajes con los que tuvo contacto el propio de Villena...  entre muchos otros. De entre toda esta suerte de catálogo de personas y métodos suicidas -porque también la soga, la pistola, las pastillas, los riscos, el mar, et al, gritan ¡presente!- hay una mujer que llamó mi atención. Para saber de ella tenemos que remitirnos al segundo ensayo del (a su vez) segundo apartado del libro; el apartado se titula: Vivir encima, y el ensayo lleva por nombre: Suicidio y "dificultad de vivir". Hay dos personajes principales (dos mujeres por cierto) en Suicidio y "dificultad de vivir": Anna Ajmátova (poeta rusa) y Dorothy Parker (poeta, novelista norteamericana). Por el momento dejemos de lado a Ajmátova y enfoquémonos en Parker.



El retrato que Luis Antonio de Villena traza de Dorothy Parker (1893-1967) es el de una mujer apasionada en todos los aspectos; en el laboral, estético, ético y personal. Pero el epicentro de sus sufrimientos estuvo, irónicamente, en ese mismo apasionamiento por la vida. Aún cuando se casó varias veces, los hombres y las relaciones que entabló con ellos, fueron su principal fuente de desdicha y creatividad (¿en ese orden?). Así lo resume de Villena:
Le sedujo el mundo fashion y sus enrevesamientos, quería que la quisieran y no deseaba estar sola, pero comprendió que la soledad profunda es difículmente alterable y que la pareja, a menudo, no es un antídoto contra esa soledad. (Pág. 115)

Dorothy Parker es uno de esos personajes en los que Luis Antonio de Villena ejemplifíca alguno de sus puntos de vista sobre el suicidio. En la poeta norteamericana el autor ve un claro ejemplo del tipo de personas donde el impulso tanático y el elan vital combaten de manera más férrea. En un caso como el que nos ocupa NO SE ES totalmente optimista ni perdidamente pesimista... PERO TAMPOCO se es un complacido mediocre; sino todo lo contrario. Es asi como podemos comprender que Dorothy Parker haya atentado cuatro veces contra su vida, pero que al final haya tenido una muerte natural (por un ataco cardíaco a los 74 años). ¿Mala suerte de suicida? ¿Poca pericia suicida? o ¿Buena suerte de sobreviviente? ¿Mucha técnica vital? El autor de La felicidad y el suicidio explica esta suerte de ironía en la vida de Parker de la siguiente manera:
Quizá busco más el grito que el precipio, y lo que quería decir -además del inasible "quiéreme"- es que estaba cansada y que no era feliz. Es muy citado un poemita suyo -de hacia 1930- que da cuenta del suicidio y su rechazo. Se titula en francés "Résumé" (Resumen) y lo doy en mi propia traducción:

Las navajas duelen;
el río está húmedo.
El ácido mancha;
la droga da calambres.
La pistola no es lícita;
los nudos atrapan.
Huele fatal el gas;
quizá vivir, ¿no?
(Pág 114)

Vaya "poemita" el que nos heredó Dorothy Parker; muy coherente con una mujer que deseaba que junto a sus cenizas se leyera el siguiente epitafio: "Perdon por el polvo". Nadie se atrevió a cumplirse ese deseo.
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Leyendo esas líneas de Dorothy Parker me fue imposible no recordar El Suicida, penúltimo track del Odio Fonky (1994) de Jaime López y José Manuel Aguilera. Uno de mis discos favoritos, y el cual muy a menudo anda rondando por mi mente -de ahí la rapida asociación de nombres-.
El Suicida es uno de los tres diálogos (los otros dos son Indian Summer y El Recado) que se encuentran esparcidos entre los dieciséis tracks que forman el desparpajado, pero genial Odio Fonky. El pequeño monólogo de El Suicida (al igual que Indian Summer) aparece acreditado a José Joaquín Blanco, pero es muy parecido a Resumen de Dorothy Parker. Di una repasada a distintos textos que tengo, donde se habla de la gestación del Odio Fonky, y en ninguno de ellos se nos dice de dónde provienen los textos con los que contribuyó José Joaquín Blanco. Si se comparan los textos de Parker y de Blanco el parecido salta a primera vista.

El suicida de José Joaquín Blanco.

Las navajas sí, pero... hieren
los rios sí, pero... mojan
los acidos sí, pero... manchan
las drogas sí, pero... entumen
las pistolas son ilícitas
con la horca, una saca la lengua
el gas... sí... pero huele feo
mejor hacerse a la idea de...
vivir.

Resumen de Dorothy Parker (en la traducción de Luis Antonio de Villena)
Las navajas duelen;
el río está húmedo.
El ácido mancha;
la droga da calambres.
La pistola no es lícita;
los nudos atrapan.
Huele fatal el gas;
quizá vivir, ¿no?

Mi teoría es la siguiente: el monólogo de El Suicida fue tomado de una traducción que José Joaquín Blanco hizo de Resumen de Dorothy Parker, pero que por error fue tomada como original del propio Blanco. Buscando en el blog del propio José Joaquín Blanco, encontré la ficha de un libro suyo  tituado Se visten novias: somos insuperables (Cal y arena, México 1993), y uno de sus apartados se titula: Como Dorothy Parker.


El libro apareció un año antes que Odio Fonky, quizás ahí esté la explicación de este asunto. ¿Qué opinan ustedes?

P.D. Una vez que estaba leyendo sobre la postura que tenían los estoicos respecto al suicidio, se me ocurrió el siguiente intento de aforismo:

Para ser una puerta falsa, resulta curioso que siempre esté abierta.


miércoles, 11 de enero de 2012

Darkness: Segundo sencillo del Old Ideas.

Poco a poco Old ideas va mostrando su rostro. Si en un principio fue el track Show me the place, y poco después apareció su respectivo video (que no se bien que tan oficial es), ahora toca el turno a Darkness. El sonido de este segundo sencillo nos remite al Leonard Cohen del The Future, es decir, que tiene esa vibra de jazz/funky apocalíptico con la que bien podriamos mover cadenciosamente nuestra cabeza mientras el mundo se desmorona ante nuestros ojos.


lunes, 9 de enero de 2012

Blues Masters Vol. 1 y sus caóticas e informativas notas.


Entre mis adquisiciones de ésta semana está Blues Masters Vol.1 Un muy buen recopilatorio de (obviamente) algunos de los standars del blues. No soy un versado en el asunto, y es por esto mismo que el Lp llamó mucho mi atención (mi novatez me impulsó). La lista de músicos y música es variada, pero nunca dispareja. Dentro de los surcos del acetato descansan por igual la dureza de They call it boogie de Mississippi Johnny Waters (la rola más larga del Lp), el movido piano que comanda I say yeah de Memphis Slim y ese blues con tenues aires de soul (así me lo parece) de Born under a bad sign de Albert King. Además se puede escuchar la famosa Hoochie Coochie Man de Muddy Waters, canción a la que, por cierto, el escritor José Agustín le dedica el primer mini-cuento de su libro Los grandes discos de Rock 1951-1975 (Editorial Planeta, México, 2001. Pág 15) titulado Nunca queda satisfecho. Dicho cuento termina con la siguiente imagen (imagen que se torna más nítida si se lee con Hoochie Coochie Man de acompañamiento):
"Encendió un cigarro de mariguana y lo fumó con la mano izquierda; con la derecha, la de la guitarra, desabotonó la bragueta, sacó su animalote de veintidós centímetros y procedió lenta, delectante, elegantemente, a masturbarse frente al espejo."



Jimmy Reed es otro blusero que también está incluido en Blues Masters Vol.1( con Baby, what you want me to do como carta de presentación); y también a él José Agustín le dedica un apartado en su recuento de los grandes discos de rock. En dicho apartado, en una supuesta charla entre pachecos, se dice:
"-La máxima de Jimmy Reed es "Baby, what you want me to do".
-Qué rolón, pero es de Willie Dixon.
-Elvis se la echa padrísima en el concierto en que trae la chamarra de cuero negro. Cada vez que se le atoraba la tocada, recurre a ese rolonononón.
-Pásala, no te cuelgues."  (Idem. Pág. 18)



El lado instrumental (casi casi) del blues dice "presente" en boca (más bien en dedos) de Booker T. Laury con su Booker Boogie, canción en la que la tríada de piano, contrabajo y armónica teje un cachondo ritmo que durante casi tres minutos y medio labra el camino para que la voz de T. Laury aparezca, como mero cierre, cuando todo el trabajo ya está hecho. De mis favoritas del acetato.

En el sexto surco del lado A del Lp se encuentra la abrasiva Dust My Broom de Elmore James, un muy buen track que es muy mencionado en las notas que se encuentran en la contraportada de Blues Masters Vol.1. Dichas notas son, a la par, caóticas e informativas, ya que inician hablando de una cosa y entonces... ¡corte! y pasan a otra sin ton ni son. Al parecer los editores del disco sólo buscaron algunas notas sobre algunos de los músicos incluidos, y al más puro estilo, tan socorrido hoy en día, del cut and paste lograron llenar la contraportada de información. Para evitar cualquier reclamo dejaron las notas en inglés, y así a primera vista da el gatazo de ser un conjunto unitario de información blusera.

Me tome la libertad de traducir, separar e identificar un poco las notas que acompañan Blues Masters Vol. 1, ya que aunque caóticas, sí logran ayudarnos un poco. Si se les separa como es debido, dibujan aspectos generales de algunos músicos como Elmore James, Jimmy Reed y John Lee Hooker. Aquí les dejo  el disco digitalizado, espero que lo disfruten:




Y aquí les dejo las notas ya traducidas (las anotaciones en mayúsculas son mías), también espero que les sean de su agrado:
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COMIENZAN HABLANDO DE LA FORMA EN QUE ALGUIEN (NO SABEMOS QUIEN) DESCUBRIO LA MUSICA DE ELMORE JAMES, Y COMO ESTA MUSICA TIENE UNA NUEVA RE-EDICION.
Desde que el blues nació (y algunas personas te diran que ellos nunca nacieron, como el famoso personajes de ficción Topsy, ellos "sólo crecieron"), los cantantes y músicos de blues han tenido sus instrumentos favoritos con los cuales expresarse.
Dentro de la historia, los guitarristas que han tenido que tocar y cantar a su manera se cuentan por centenares. Ellos llegaron desde el rico y fértil Delta del Mississippi, y los críticos han tenido que escribir de estos hombres y de sus estilos - primitivo en sus inicios, pero hoy forman la base de la era del blues eléctrico y urbano. Los nombres de los pioneros ahora son famosos.
Elmore James -a él lo escuche a inicios de lo sesentas -yo contaba con quince años de edad, recien había descubierto el blues- . En la tienda de discos de Dave Carey, en Streatham, había una gran sección secundaria, la mayoría de ellos eran discos de jazz. Un día una rara colección de importados apareció, tenían un grueso protector de portadas, en el frente podía haber un estilizado retrato del cantante o una fotografía de una dama negra, usualmente sentada en un bar y con mirada seductora, y una lista de los otros lanzamientos de la compañia en la contraportada -ninguna otra información-. Estas "joyas de la corona" de la marca no sólo eran baratas (lo más importante) sino que tenían artistas fantásticos - Howlin´Wolf (sus primeros lanzamientos), John Lee Hooker, Smokey Smothers, Etta James, etc, y al reverso de este conglomerado un album de este tipo Elmore James.
En ese entonces yo estaba totalmente enloquecido por Robert Johnson y Son House y ¡tómala mi chulo! aquí había un tipo que estaba haciendo eso en la guitarra electrica ¡y con una banda de apoyo!.
¿Esa banda mueve?, ¿Esa guitarra slide quema? Y encima de todo eso las emocionales y angustiadas vocalizaciones de Elmore. Eso fue todo. Tuve que recoger mi guitarra y un amplificador. Cuando mis padres salieron enchufé el tocadiscos Dansette al amplificador, junto con mi guitarra y toqué junto a Elmore James y los Broomdusters -¡probablemente la mejor banda con la que yo haya tocado!-
Así que aquí tenemos otra re-edición de Elmore. Pienso que todas las pistas han sido lanzadas con el paso de los años en una u otra forma. Aquí están otra vez para nuevos oidos (o para personas como yo, quienes hemos acabado con nuestras copias anteriores). Esta música es tan grande como siempre, y tan significativa en 1980 como lo fue el día en que la grabaron, así que pon el disco en tu tocadiscos Dansette/ o tu centro de audio, sientate (o brincotea) con Homesick, J.T., Johnny, Odie, y al frente el gran Elmore James.
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AQUI COMIENZAN A HABLAR DE JIMMY REED.
"Un verdadero blues sureño es cantado con espíritu por Jimmy Reed, mientras que el combo de sonidos sale apoyado por una harmónica y una salvaje guitarra; debería complacer a algunas áreas del sur." Así fue como la Billboard describió "High and Lonesome", otorgándole una puntuación de 69 en su reseña de Septiembre de 1953.
Actualmente la reseña está en la re-edición de Change -aparentemente Art Sheridan, propietario de Chance (sic) Records, fue amigo de Vivian Carter y de Jimmy Bracken, los dueños de Vee Jay, y habían tomado control de la distribución de los dos primeros discos de Vee-Jaly (sic), para ayudar a que la compañia tomara vuelo.
Nacido el 6 de Septiembre de 1925, vivió hasta los 15 en una plantación en Dunleith, Mississippi, tocando la harmónica en sus ratos libres, palomeando con Eddie Taylor en cada oportunidad que se presentaba.
Después de un periodo en la marina se casó y arribó a Chicago, comenzando a trabajar en un acerera, y eventualmente mudándose a Valley Mould Iron Foundary en 1951. Al mismo tiempo empezó a trabajar en las calles del South Side de Chicago con Jody (Willie Joe) Duncan. Duncan tocó un monocordio repicado con un broomwire, y ocasionalmente golpeaba un conjunto de cucharas, coordinadas con la harmónica y guitarra eléctrica de Reed. Sonaba como un comienzo poco prometedor, pero Duncan pronto emigró a California y ahí grabó su bizarro "Unitar Rock" para Specialty.
Mientras tanto Reed tocaba con otros músicos más cumplidores, como son Kansas City Red, Blind John Davis y Floyd Jones, y se encontró de nuevo con su viejo amigo Eddie Taylor.
Los recuerdos de ésta época son confusos, pero al parecer Reed tocó regularmente en Gary, Indiana con John y Grace Brim, Taylor, Johnny Littlejohn y Albert King -que en ese entonces era baterista-.
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DE LA NADA, PASAN A HABLAR DE JOHN LEE HOOKER
El mensaje de John Lee Hooker, desde su primera sesión en 1948, sesión que produjo la millonaria "Boogie Chillen". Él mismo, al ser tan genuino, se labró un nicho en el altamente competitívo mercado del R&B.
Su estilo es una combinación del blues del Mississippi en concordancia con el rasposo estilo citadino. Hay un pequeño enganche de por medio: una voz amenazante o llena de exaltación sexual, furiosos solos de guitarra e hipnóticos patrones rítmicos... imaginen una fusión entre Roy Brown y Bo Diddley.
Asentado en Detroit pero firmado primero por una compañia de West Coast, Hooker (para quien su frase era "Tú pagas... yo toco) no tenía menos de setenta 78´s lanzados en veinte distintas compañias, con seudónimos como "Birmingham Sam and his Magic Guitar". Firmado en 1955 por la compañia de Chicago Vee-Jay, el estilo rasposo de Hooker fue bajado de tono para encajar con el sonido de Chicago, sonido ejemplificado por Muddy Waters y Little Walter. Sus discos testifican que Hooker no era un músico ordinario. Ignorando los libros de texto, el se complació con cosas como seguir manteniendo el tiempo. Vee Jay sorteó las dificultades del acompañamiento escogiendo a los músicos indicados. Eddie Taylor como segunda guitarra (el hombre detrás del éxito de Jimmy Reed), el bajista George Washington y Quinn Wilson, además del baterista Tom Whitehead y Earl Phillips.
El sonido de Vee Jay tomó forma con una ajustada, pero movida banda,con la rica voz de Hooker y el brillo de su guitarra en estacato. Éxitos como "Dimples" se convirtieron en una inspiración para la escena del R&B de los sesentas. Su carrera en Vee Jay lo llevó de los ghettos de Detroit a la aclamación mundial...
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AQUI, AL PARECER RETOMAN EL TEMA DE ELMORE JAMES.
Con una revisión de "Dust My Broom" de Robert Johnson, y un instantaneamente identificable boottleneck riff de guitarra, Elmore James capturó la imaginación de la creciente audiencia de blues de los sesentas (como lo testifica el guitarrista Dave Kelly en las notas de su "One Way Out").
Para los fanáticos europeos James era entonces un misterio, una figura casi mítica, sólo unos pocos lo habían conocido e inclusive unos cuantos menos los habían visto actuar. Esos eran los días anteriores a Blues Unlimited, esa confiable fuente de información del blues. Lo que conocemos de Elmore James fue cosechado de las columnas del Jazz Journal y de los reportes de George Adins, quien actualmente lo vio actuar en un club del West Side de Chicago. Todos maquinado nuestras propias fantasias y prejuicios acerca del hombre. Por 10 años el único dato duro de él, fue su muerte. El resto de su biografía -como la de Robert Johnson- son puras conjeturas. Gracias al trabajo tardío de Mike Leadbitter, ahora tenemos la verdadera biografía, inclusive tenemos la hora de su nacimiento: las 7 en punto del 27 de Enero de 1918, en Richland, Mississippi, el hijo ilegítimo de Leola Brooks. Para la mayoría Elmore James, es ahora, quizás mejor recordado como la persona que con su música ayudó a crear un renacimiento del blues blanco. Si en los sesentas, no hubiera habido bandas de blues de blancos que copiaran sus canciones, el nombre de Elmore James nunca hubiera alcanzado tantos nuevos oidos. El album de John Mayall "Hard Road", que se mantuvo en las listas de popularidad del Reino Unido por diez semanas, incluye "Dust My Blues", el grupo Cream usó "Crossroads" en su album doble más vendido "Wheels of Fire", y Jeremy Spencer de Fleetwood Mac hizo una carrera basada en el dust-my-broom motivo. La ironía es que mientras esas bandas copiaban a Elmore James (y brindaban a su música una audiencia mayor) la mayoría de las canciones que ellos imitaban, derivaban en realidad de otros bluseros. También debería ser tomado en cuenta que la música de Elmore James motivó a los fanáticos del blues a ir más allá de él, y buscar a sus mentores e influencias.