domingo, 17 de octubre de 2010

Im the balls-licker of the Universe… (In GDL)

Plenipotenciarios.
Pleni – potenciarios.
Pleni – poten – ciarios.
Ple – ni –po- ten- ci-a-ri-os.
P-l-e-n-i-p-o-t-e-n-c-i-a-r-i-o-s.
No.
Me lo temía: ni deletreada deja de sonar mamona
Vaya palabrita tan pedante, y los que vivimos en Jalisco hemos tenido que aguantarla, por lo menos, durante un mes (quizás un poco más). Lastimosamente así es, por aquí por el barrio andan sueltos los Plenipotenciarios; me imagino que se escribe así, con  mayúscula al inicio, si no, no serían Plenipotenciarios y después de todo ¿quién chingados soy yo para regatearles algo de nobleza? Están encerrados, por ahí quién sabe donde, charlando amena y tranquilamente con esa gracia natural que solamente otorga la diplomacia. En la vida cotidiana, en las calles que recorremos todos nosotros, en los tratos que tenemos a diario, a la diplomacia la conocemos con el nombre de hipocresía, pero eso es otro asunto (¿”cortesía”? ¡No! Eso es otra cosa; el matiz es fino pero existe).
Tengo una mente de A a B sin escalas. No logro imaginar como es despertarse todos los días y decir: Good day sunshine… soy un Plenipotenciario. No dudo de que sea una gran forma de romper el hielo: “Hola soy Jeget y soy Plenipotenciario. ¿Y tú que haces de tu vida?”, pero me es difícil visualizarlo. Si no puedo concebir a una persona así, mucho menos a un montón de ellos reunidos en una misma sala. Ojalá que se les haya prendido el foco y hayan mandado imprimir etiquetas con: Hello my name is: (seguido de un fino garabateado) Plenipotenciario. De no ser así, aquello ha de ser un caos.

Bueno, ellos están por estos lares, disfrutando la preciosa ciudad que los rodea ―mientras no vayan más allá del perímetro permitido (tourist only) todo estará bien, porque me duele decirlo pero esta ciudad es una especie de teatro de Cachirulo; toda entraña es mórbida se darán tiempo de discutir “la agenda”, que dicho sea de paso nunca concuerda con la nuestra. Es plática de adultos, ustedes saben, nada que sea de nuestra incumbencia, ni nada que podamos comprender.
El mote de “Plenipotenciario” ha de ser mucho peso para un solo gafete. Son de esos títulos que, por más que busques u ofrezcas,  no los consigues en el mercado negro. Hasta la fayuca tiene sus límites. Sin que nos tiemble la mano podemos colocarlo a la altura de otros magnánimos adjetivos como: Capo, Amo, Rey o Señor, y no cualquier señor sino… Señor del Universo.
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Dejemos hablar a los que saben.
Lo que sigue es un gran préstamo que le pido al escritor José Agustín:
En 1948, Jack Kerouac bautizó a su grupo y a la vez definió a la gente de su edad: “Es una especie de furtividad, como que somos una generación de furtivos”, le dijo a Clellon Holmes, quien lo transcribió en Go, la primera, y según dicen muy buena, novela sobre los beats, publicada en 1952; “una especie de ya no poder más y una fatiga de todas las formas todas las convenciones del mundo… Por ahí va la cosa. Así es que creo que puedes decir que somos a beat generation”, o sea una generación exhausta, golpeada, engañada, derrotada. Herb Huncle (célebre conecte y  gandalla intelectual de Times Square que surtía a William Burruoughs) le había pegado a Kerouac ese uso de la palabra “beat”, y a su vez él lo había levantando del ambiente del jazz y de la droga, donde, por ejemplo, se decía: “I´m beat right down to my socks”, algo así como “estoy molido hasta las chanclas”, “estoy madreadísimo”, “ya no puedo más”. Otros dicen que “beat” más bien significaba “engañado”, es decir, que la droga que se conectó era chafa. En todo caso, también usaban el término como participio del verbo “to beat” (deberían ser “beaten”, pero en las mutaciones alquímicas del caló el sufijo se perdió), así es que para Kerouac “beat” también implicaba “golpeado” y “derrotado”. Con el tiempo la palabra derivó en “beatnik” y, por supuesto en Beatles. Años después, Allen Ginsberg diría que “beat” era una abreviación de “beatífico” o de “beatitud”; Jack Kerouac coincidió, y En el camino asentó, refiriéndose a Neal Cassady - Dean Moriarty: “Era BEAT: la raíz, el alma de Beatífico.”Los dos tenían razón pues la religiosidad era profundísima entre los beats, además de que se caracterizaron por la entrega y la devoción con que emprendieron sus proyectos, por lo que pueden considerarse como individuos de una pureza insólita en tiempos cada vez más corruptos y deshumanizados.” ( Agustín, José. La contracultura en México. Editorial Grijalbo, De bolsillo, 2004. México, D.F. Pág. 22 -23)

De todas las acepciones a las cuales se refiere José Agustín (derrotado, droga chafa, participio del beaten, etc…) Donovan Leitch se decanta por la de “beat” como raíz de beatitud. Así lo hizo ver Donovan el trovador, en su disco del 2004 Beat Cafe. Este disco lo podemos resguardar en el anaquel rotulado con el letrero de “Disco conceptuales”, ya que de inicio a fin sigue una temática fija (tanto en el sonido del disco, como en la parte lírica y el arte del mismo, arte que corre a cargo del propio Donovan); dicha temática es la de recrear el ambiente de los cafés beats de los años 50´s y 60´s. Donovan sabe de lo que habla, por que él mismo fue, y es, una de las figuras capitales de la contracultura que se desarrolló, sobre todo en los 60´s. Cuando la fiebre beat estaba en su apogeo y la cultura hippie estaba comenzando a escalar peldaños, Donovan estaba entregando al mundo himnos como Atlantis, Sunshine Superman, Cosmic Wheels o Catch the Wind. Es por esto que Beat Cafe (el disco) suena genuino y exhala un aire de autenticidad. Lo que en iniciados en el tema  (como yo) sería un ejercicio de investigación, en Donovan se convierte en una suerte de rememorar victorias intensamente vividas y ganadas a pulso.

En una larga nota que viene incluida en el booklet de Beat Cafe Donovan dice (entre otras cosas) que dicha producción no debe ser entendida como un mero recordar épocas pasadas, NO, nada más alejado de la verdad. Lo que Donovan buscó en aquel CD del 2004 fue mostrar a las nuevas generaciones de artistas como es que en los 50´s y 60´s se logró crear algo autentico e innovador, que permeó toda la cultura popular. Los beatniks, así como los hippies lograron atraer la atención mundial hacia nuevas formas de percibir la realidad, hacia maneras novedosas de confrontar el mundo. En palabras del propio Donovan Leitch:
“en los 1960´s las letras con contenido social entraron a la música pop, desde la invasión del folk a los primeros lugares de popularidad, trayendo con él canciones sobre el movimiento en pro de los derechos civiles, anti-bélicas, con conciencia ambiental y sobre el movimiento feminista. El blues y el jazz hicieron retornar  a la música pop a sus raíces. La filosofía, la poesía beat y la meditación budista abrieron el mundo interno de la compasión y la reflexión. El mundo occidental adoptó el moderno estilo de vida del arte, y a donde iban los artistas, la masa los seguía. Todo esto surgió en los cafés bohemios, clubs de jazz y R&B, escuelas de arte y librerías de moda del llamado underground. Esto ya había pasado, varías décadas atrás en el Paris de 1846. Esto es lo que yo exploro, la visión de la “vida moderna” como se vio desde la “bohemia”. Estamos cegados por esta visión, y las nuevas generaciones deben crear su propio “café bohemio” (beat café) ―esto puede ser descrito como un estado mental, un oasis de la cultura y del actual café. En mi nuevo disco he creado un café virtual para alentar a los jóvenes a continuar la exploración.”
Ese “estado mental” del cual habla Donovan no es otra cosa que el término “beat” entendido como raíz de “beatitud” del que habla José Agustín en su libro La contracultura en México. El creador de Jennifer Juniper define su visión de lo que es ser “beat” en los siguientes términos:
“Beat: el eterno código del exiliado.
Siempre, los bohemios y los beats retaron a la codicia y la hipocresía. Ellos representaron una actitud de disidencia, enfocando una brillante luz en los absurdos de la sociedad. Expresado usualmente en el estilo de vida de una de las artes, los auto-exiliados bohemios y beats se continúan reuniendo en la libre atmosfera del café.
Donovan.”

Ante tanta elocuencia, y con la mirilla bien ajustada en el objetivo a cazar, los resultados no podían fallar; y no lo hicieron. Doce temas que no tienen desperdicio, desde el que abre la sesión Love floats hasta el que baja el telón Shambhala (estas dos con un gran aire oriental), ninguno deja mal sabor de boca. Tanto el segundo track Poorman´s sunshine como el homónimo Beat cafe juguetean con ese sonido jazzeado que tanto se enlaza con la cultura beat. En la canción Beat cafe se da un sugerente diálogo que con sus líneas nos dibuja un vivo bosquejo de lo que eran los cafés beats: I wanna go/ to a beatnik cafe/ where the lights are low/ the music is cool/ and the chicks are slow/ poet in a baret as the sax he blow/ and the bongo-boy/ go man go// Como para ponerlo de anuncio lumionoso ¿no?
La cuarta y casi intraducible Yin my yang da cuenta de esa aura de misticismo, emparentado con el budismo, que rodea a los poetas beats. José Agustin saca a colación como Allen Ginsberg se fue de viaje a la India y a Japón y regresó con una actitud totalmente renovada, Agustín habla de “una especie de satori, una iluminación que le permitió aceptarse cual era y conciliar sin conflictos sus contradicciones, sus lados apolíneo y dionisíaco, las bodas del cielo y el infierno. (Pág. 27)”
Donovan le canta a la amada (o quizás simplemente frecuentada, en esos tiempos el sexo corría libre, y uno nunca sabe que esperar con estos beats) You yin my yang/ i´ll yang your yin/ you be for me/ sweet fantasy// you black my white/… Si las chicas eran slow y los tipos les prometían yanguear su ying, imagino que todo fluía naturalmente. Las caras de satisfacción corren por cuenta de la casa.
Si los cafés beats se distinguían por esa mezcla de música con poesía y diversas artes, entonces Donovan tenía que dar cuenta de ello también. De eso se encarga el track 11 Do not go gentle, que es una musicalización de un poema de Dylan Thomas (nada más ni nada menos). Entre todo ese cúmulo de poesía, jazz, rock y folk todavía queda espacio para un blues ―cargado de todos los otros elementos―… y que blues: Lord of the Universe.
Con una guitarra grasosa, sucia y arrastrada, Donovan se enfunda el traje del Señor del Universo y canta de la manera más arrogante posible una letra con una gran carga de cinismo y un derroche de altanería. No podría ser de otro modo. Cinco minutos en el discurso de Dios (en cualquiera de sus muchas presentaciones; las ovejas, el mundo y las baterías no vienen incluidas) Antes de Lord of the Universe, el que nos miraran de arriba abajo nunca sonó tan bien.
http://www.appleseedmusic.com/donovan/beatcafe.html  (link de la disquera que lanzó Beat Cafe, donde aparecen reseñas del disco, así como una biografía del nacido en Glasgow)

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Artista: Donovan Leitch
Disco: Beat Cafe (2004)
Track # 8: Lord of the Universe ver video aquí.
Duración: 4:47
El señor del Universo.
Soy el Señor del Universo/
Es mejor que no te metas conmigo/
Soy el Señor del Universo/
Es mejor que no te metas conmigo//
Estoy por encima y por debajo/
Estoy en tu pequeño pulgar/
Estoy en cualquier lugar al que vayas a ir/
Estoy en el interior y el exterior/
Aunque los tontos lo duden/
Cuando ellos  tratan de descomponerme//
Soy el Señor del Universo/
Es mejor que por nada/
Te metas conmigo/
Soy el Rey del Universo baby/
Es mejor que no te metas conmigo/
Yo nunca vivo y nunca muero/
Todo es lo mismo para mi/
¿Cómo no lo puedes ver?/
Porque yo soy el Señor del Universo/
Es mejor que no te metas conmigo/
¡Porque te voy pisotear!//
Puedo congelar tu mar/
Puedo quemar tu árbol/
Estoy en cualquier lugar al que vayas a ir/
Estoy en el Norte y estoy en el Sur/
Estoy en tu dulce y enmelada boca/
Oh, soy el Señor, yo soy el Señor del Universo/
“Fuerza vital” es mi nombre/
Sí, soy el Señor, sí soy el Señor/
Soy el Señor del Universo/
Es mejor que no te metas conmigo/
Digo que es mejor que por nada/
Te metas conmigo//
Sabes que te amo, para mí eres tan querida/
Por eso, por favor, por favor por favor/
No te metas conmigo/
Sabes que no te debes meter conmigo/
Ooh sííí, te amo baby/
No te metas conmigo/
Si quieres complacerme, no te metas conmigo//

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Im the Plenipotenciarý of the Universe…
¡Ja!, creo que eso es pleonasmo ¿no?
Mmmm, veamos…
Plecnipotencciari Noster, qui es in GDL…
¡Ni en latín!, y si una palabra no suena cabrona en latín, entonces sí que está en problemas.
Ni como ayudarles a nuestros poderosos visitantes.
Aunque si de verborreas se trata, que tal esto:
“Plenipotenciario” Adj. y s. Dic. Archirequetecontramamón.

P.D. Decepcionante y grandilocuente (y grandilocuencia es precisamente una palabra grandilocuente; debe existir algún tropo que nos explique ese tipo de palabras, y si no, pues debería haberlo).El adjetivo de “Plenipotenciario” es grandilocuente. Soltado a bocajarro sí que impresiona, nos hace levantar las manos instintivamente, pero ya rascándole un poco más al asunto:
plenipotencia. F. Poder pleno, que se concede a otro para ejecutar, concluir o resolver una cosa.
Plenipotenciario,ria. Adj. y s. Dic. De la persona que envían los jefes de Estado a organizaciones o a otros Estados, con plenos poderes para resolver los asuntos.
En palabras llanas, sin florituras y en nuestro caló: Achichincle. ¶ Sin. 1 y 2 gato, lamehuevos.
Ipso facto:
Im the balls-licker of the Universe…