jueves, 24 de marzo de 2011

El miedo no anda en burro: DEERHUNTER / ATLAS SOUND / LOTUS PLAZA / GHETTO CROSS by bradford cox and cole alexander: think about it

Bradford Cox comparte un video...
a) espeluznante
b) hilarante
c) altamente educativo.

Este video pone en evidencia algo que ya muchos sabemos: el miedo sigue siendo un excelente maestro.
Think about it!


DEERHUNTER / ATLAS SOUND / LOTUS PLAZA / GHETTO CROSS by bradford cox and cole alexander: think about it: "brother Jared showed me this the other day and i have to say it might be one of the greatest YouTube videos i have ever seen! think about ..."

domingo, 20 de marzo de 2011

Domingo de revistas viejas, de viejos cumpleaños y de un viejo regaño; pero todos ellos aun actuales.

Tres pasos de largo.
Stop.
Tres pasos hacia atrás.
Me faltaban 29 y hoy me faltan 27.
Con mucha paciencia y poco a poco, pero ahí la llevo.
Me puse a husmear en un montón de revistas viejas que había en un puesto de periódicos del centro de la ciudad y me encontré con un agradable hallazgo: los números 13 y 16 de la revista La Mosca en la Pared. Esta revista fue mi Biblia en lo que ha música se refiere, y gracias a ella tuve noticias y contacto con un mundo musical que, aun hoy, me apasiona. Y aun cuando hoy en día haya una versión digital del afamado y mítico “pasquín” (les encantaba nombrarse de esa manera) no se compara, ni por asomo, a su enorme (34cm x 23cm) versión impresa.



El número 33 fue el primero que compre, y a partir de la edición 37  no deje de adquirirla por ningún motivo. Del 37 hasta el 125 (su último número) los tengo todos. Además de eso me he dedicado a conseguir los ejemplares que me hacen falta para completar la colección y así me he hecho de varios, como por ejemplo los números 2 y 3, entre otros.
Siempre es gracioso leer por primera vez una revista vieja, porque si bien conoces el contexto histórico del momento en que fue impresa, aun así la información te resulta fresca. Y se refresca aun más cuando se dan coincidencias como la siguiente.

En la infaltable sección de cuatro por cuatro (algunas noticias ficticias y otras no tanto, de la agencia La Mosa nius) del número 13 (con Café Tacuba en la portada) aparece la siguiente noticia:

Que cincuenta años no es nada.
DAVID BOWIE FESTEJA MEDIO SIGLO DE VIDA CON UN ALBUM ESTUPENDO
Nueva Cork. Agencia yUPI. Para demostrar que los “viejos” rocanroleros son como el buen mezcal (nótese la referencia nacionalista para que luego no nos acusen de extranjerizantes y demás etcéteras), David Bowie festejó sus cincuenta años de vida con un magno concierto en el Madison Square Garden de esta ciudad. En la celebración participó una pléyade de invitados, entre los que podemos contar a luminarias como Lou Reed, Robert Smith, Billy Corgan y varios más. No se trató sin embargo de una fiesta nostálgica, ya que Bowie parece haber tomado un segundo (o tercero o cuarto o enésimo) aire, lo que demostró con la aparición de sus dos más recientes álbumes, Outside (1995) y el flamante Earthling (1997), en los que ha renovado su música, adaptándose a los sonidos de vanguardia como el rock industrial y el jungla. No cabe duda: el buen Ziggy Stardust goza de cabal salud. (Pág 14 del número 13, Marzo de 1997)



Pues bien, dicho concierto era noticia fresca en aquél marzo del 97 (el evento acababa de tener lugar el 9 de enero de ese año), pero hoy en este (coincidentemente) marzo del 2011; a 14 años de distancia, vuelve a ser noticia por la siguiente razón:


La revista española Efe Eme nos informa el día de hoy, que aquél birthday concert de Bowie & friends será editado, el próximo 26 de abril, como un nuevo disco en vivo del afamado Delgado Duque Blanco. La revista dice que el listado de canciones es el siguiente:

1.- ‘Little Wonder’.
2.- ‘The Hearts Filthy Lesson’.
3.- ‘Scary Monsters (And Super Creeps)’ (with Frank Black).
4.- ‘Fashion’ (with Frank Black).
5.- ‘Telling Lies’.
6.- ‘Hallo Spaceboy’ (with Foo Fighters).
7.- ‘Seven Years In Tibet’ (with Dave Grohl).
8.- ‘The Man Who Sold The World’.
9.- ‘The Last Thing You Should Do’ (with Robert Smith).
10.- ‘Quicksand’ (with Robert Smith).
11.- ‘Battle For Britain’.
12.- ‘Voyeur Of Utter Destruction (As Beauty)’.
13.- ‘I’m Afraid Of Americans’ (with Sonic Youth).
14.- ‘Looking For Satellites’.
15.- ‘Under Pressure’ (with Gail Ann Dorsey).
16.- ‘Heroes’.
17.- ‘Queen Bitch’ (with Lou Reed).
18.- ‘I’m Waiting For The Man’ (with Lou Reed).
19.- ‘Dirty Blvd.’ (with Lou Reed).
20.- ‘White Light/White Heat’ (with Lou Reed).
21.- ‘Moonage Daydream’.
22.- ‘All The Young Dudes’ (with Billy Corgan).
23.- ‘The Jean Genie’ (with Billy Corgan).
24.- ‘Space Oddity’.
25.- ‘Can’t Read’.



Lo viejo se torna nuevo, y lo nuevo tiene sus raíces en lo viejo. Como siempre.
¿Y el hilo negro pa´?



Por otra parte, y a manera de pequeño extra.
En la página 31 de ese mismo número 13 de La mosca… aparece la sección ¿O no? De Eusebio Ruvalcaba (sección que a partir de la edición 44 de la revista cambiaría su nombre por el de Un hilito de sangre, nombre tomado de la novela más conocida de este autor –muy entretenida por cierto-)

En ese número 13 Eusebio Ruvalcaba escribió el texto titulado: Bach vs Chopin, y en él nos dice:

“No se te ocurra consultarlo en un libro de música; menos preguntárselo a algún intelectual de esos que invariablemente visten zapatos de gamuza y pantalones de mezclilla y que no salen del Parnaso o la Gandhi; porque ya sea el libro o el intelectual, te van a decir que no, que estoy loco, que eso no es posible. Pues aunque no lo creas –y ya me estaba tardando para entrar en materia, Chopin y Bach se parecen tienen puntos en común que ni te imaginas.”

En aquel marzo del 97 Eusebio Ruvalcaba hablaba de cómo los nombres de estos dos músicos son llevados y traídos por todos aquellos  que queremos parecer “intelectuales” a la menor provocación. Son los nombres de cajón que disparamos cuando nos queremos dar baños de cultura y susurramos entre dientes “sí, sí, también escucho algo de música clásica”; entonces Ruvalcaba nos reprocha:

“A lo que voy es a esto: no soporto a los soflameros, los bloferos, los intelectuales de pacotilla, los que carecen de ideas propias y se alimentan de las opiniones de lo demás, trátese a favor o en contra. Estoy hablando de los fanáticos de Bach que jamás se han sentado a escucharlo, o de los denostadores de Chopin en iguales condiciones.”

Palabras duras pero justas.

Un año más tarde, en diciembre de 1998, la editorial Verdehalago lanzaría al mercado Con olor a Mozart, poemario firmado por el mismo Eusebio Ruvalcaba, y donde el autor pasaría revista a muchos nombres de músicos clásicos (entre ellos el de su mismo padre Higinio Ruvalcaba, pág 30). Un pequeño poema para cada autor. De ese pequeño poemario quiero rescatar las líneas dedicadas a los nombres de Bach y de Chopin. Nombres que dieron pie de entrada a aquél regaño.

Bach.
Pitágoras habría envidiado su matemática                             
musical.
Su hijo Gottfried soplaba el fuelle del órgano
mientras él tocaba. Era el único modo de que
sonriera
Gottfried. Bach se despidió de él y murió.
(Ruvalcaba, Eusebio. Con olor a Mozart. Verdehalago, México, D.F. 1998. Pág 14)






Chopin.
Poníase un pañuelo en la boca cuando tosía.          
Para no escupir a quienes lo rodeaban.
Y porque el color de la sangre lo abrumaba.
De esos pañuelos –cientos- no queda
ninguno.
(Ruvalcaba, Eusebio. Con olor a Mozart. Verdehalago, México, D.F. 1998. Pág 19)