sábado, 2 de octubre de 2010

Mitocondrias en el Teatro Experimental de Jalisco


                                                                           
“Las mitocondrias se describen en ocasiones como "generadoras de energía" de las células, debido a que producen la mayor parte del suministro de adenosín trifosfato (ATP), que se utiliza como fuente de energía química.”
El nombrar a un espectáculo acústico “Mitocondrias” quizá suena rimbombante… grandilocuente. Los que estuvimos en el Teatro experimental de Jalisco el pasado 1 de octubre, a eso de las 9 de la noche, podemos afirmar tajantemente que no siempre es así. Fuimos testigos de la excepción que hace válida la regla.
No tengo idea de qué tanto José Manuel Aguilera pensó el nombre de su sesión acústica, pero al final le queda como anillo al dedo. Porque lo que el líder de La Barranca hace en el escenario va mucho más allá de un simple Unplugged (y me refiero a cuando ese término significaba algo especial y no como hoy en día). El señor Aguilera crea las canciones en el escenario, y no simplemente ofrece una versión desnuda de las mismas. El Teatro experimental de Jalisco sirvió de  cuerpo huésped (uno muy íntimo por cierto) a una serie de armonías que fueron generando la energía necesaria para echar a andar un puñado de grandes canciones.
“Algunas características hace únicas a las mitocondrias. Su número varía ampliamente según el tipo de organismo o tejido.”
El organismo que nos ocupa esta noche se llama José Manuel Aguilera; y la riqueza musical de su cancionero ayuda mucho a hacer de la sesión acústica toda una delicia. Aquí las mitocondrias se presentan en un número elevado; pero extrañamente en este caso la cantidad no hace mella en la calidad. Se da una relación directamente proporcional.
Si el espectáculo se basara en un revisión desenchufada del amplio catálogo de Aguilera — que abarca Sangre Asteka, Nine Rain, Odio Fonky, La Barranca, y algunas aventuras solistas− un buen nombre sería “Células”, entendido esto como el embrión de las canciones que terminaron grabadas en un disco. Pues bien, “Mitocondrias” abarca ese aspecto embrionario, pero va más allá. En base a un gran manejo de pedales de grabación, el alguna vez miembro de Jaguares, entreteje las armonías que emanan de su guitarra, y loop sobre loop, eco sobre eco, o grabación sobre grabación, arma una canción en vivo y a todo color. Una base rítmica por acá, un rasgueo duro por allá, un acelerado y agudo requinteo a manera de cereza sobre el pastel; A repetido + B repetido + C agregado  y… el hambriento gran pez salta del agua. Porque después de todo el gran pez sólo sabe comer…
“La morfología de la mitocondria es difícil de describir puesto que son estructuras muy plásticas que se deforman, se dividen y fusionan.”
 Las formas no son fijas. No estamos en un museo de cera, por el contrario estamos ante algo orgánico y como tal, mutable. Porque no es lo mismo el tufo de plegaría que se desprende de Corcel, que la oscuridad infantil que emana de Nocturno (una de las nuevas canciones  que aparecieron al correr de la velada). Ni la austeridad de la Montaña se compara con la riqueza auditiva del Estallido interno. Muy distintos entre sí Ala de cuervo y Me moría (Come as you are en un triple préstamo: de Kurt Cobain a Caetano Veloso, y de ahí a  José Manuel Aguilera; a la calca, él mismo me lo confesó al final ja!) Un amplio espectro sonoro, canciones rítmicamente distintas, pero aun así unidas por algo más que la etiqueta de La Barranca. Detrás… mejor dicho dentro de ellas hay algo que podemos llamar el sonido Aguilera. Aceptémoslo el tipo ha logrado labrar su estilo, y a como está la situación, eso no es poca cosa.
Vaya noche la de anoche.
Hubo cabida para todo, desde el furioso Tempestad, hasta el olvidado Cielo Protector, pasando por el obligado Denzura y su potente sucesor El Fluir. Aunque la noche se vio más nutrida por Providencia y por el recién aparecido Piedad Ciudad; ¡ojo! estos dos discos vienen amasando un puñado de nuevos clásicos barranqueños. Amén de los covers a Come as you are de Nirvana y Plegaria de Agustín Lara, además de las nuevas canciones como Por siempre joven o El Alma nunca deja de sentir.
El acto heroico de la noche fue el de no tocar nada de su obra maestra: El fuego de la noche. A pesar de ser el disco más querido por todos, no resentimos su ausencia. Así de grande estuvo  Mitocondrias.
En una palabra: Memorable (con “M” no de Muerte, sino de Mitocondrias).
                                                      

“La científica estadounidense Lynn Margulis, junto con otros científicos, recuperó en torno a 1980 una antigua hipótesis, reformulándola como teoría endosimbiótica. Según esta versión actualizada, hace unos 1.500 millones de años, una célula procariota capaz de obtener energía de los nutrientes orgánicos empleando el oxígeno molecular como oxidante, se fusionó en un momento de la evolución con otra célula procariota o eucariota primitiva al ser fagocitada sin ser inmediatamente digerida, un fenómeno frecuentemente observado. De esta manera se produjo una simbiosis permanente entre ambos tipos de seres: la procariota fagocitada proporcionaba energía, especialmente en forma de ATP y la célula hospedadora ofrecía un medio estable y rico en nutrientes a la otra.”
Este párrafo  lo pegue con el único fin de que leyeran muchas palabras raras.

Esa madrugada  nunca se me olvida...
Nunca se me olvida que tengo una deuda pendiente con y por esa canción.